12/2/14

CURSO 2014 - Propuesta 1er Semestre

PANORAMAS POSURBANOS
reestructuraciones económicas en el almacén de los sueños


La experiencia de la ciudad y de los territorios antropizados ha venido modificándose en las últimas décadas, relegando paulatinamente la condición de urbanidad y dando paso a un sinfín de trazas, que se describen en la terminología urbanística a partir de la incorporación del prefijo des: desterritorialización, descentramiento, desarticulación, desmembramiento, desregulación, etc. Todos estos conceptos aluden a la desaparición de algunas condiciones, que la gradual conformación de la ciudad moderna, encarnó sobre la cultura humana.
Aquel espacio urbano, lugar del acontecer cotidiano de la vida ciudadana, construido y reinventado constantemente como producto cultural, derivado de una práctica social específica, va dejando lugar a nuevos procesos y fenómenos.



Los territorios en la contemporaneidad adquieren, cada vez más claramente, un aspecto difuso y complejo, producto de la evolución de los mecanismos de las redes productivas y las lógicas globales de explotación de recursos. Las tendencias generales, que son visibles también en nuestro territorio, impulsan la conformación de una matriz de parches inconexos, que responden a las lógicas de la acumulación dictada por modelos meramente técnicos y fabulosamente desmesurados. El resultado: una localización yuxtapuesta de fragmentos hiperespecíficos, sin solución de continuidad. Sin una visible forma de organización, que no sea la de la pura conveniencia y la más dura racionalidad. Y con una alta volatilidad en la medida que la rentabilidad disminuye, dejando a su paso enormes infraestructuras en desuso y sectores abandonados.
Las escalas y los tiempos de las acciones resultan generalmente excesivas y la desconexión entre operaciones, remite a un tipo de orden imposible de ser percibido desde la óptica de aquel ciudadano, que se orientaba interpretando el sentido de la urbanidad tradicional.
El desafío, obviamente, no consiste en intentar reconstruir la urbanidad histórica, lo cual constituiría una  visión retrograda por excelencia. Tampoco exaltar las condiciones de lo fugitivo, lo transitorio y lo vacío de la condición contemporánea, preconizando la pérdida de lo urbano. La cuestión del debate parece ser encontrar un modo nuevo de urbanidad, adecuado a nuestro sentir y a las actividades que hoy desarrollamos. En definitiva construir una nueva relación entre cultura y ciudad, adecuada a nuestros tiempos…

La costa oeste del departamento de Colonia presenta cada vez más rasgos de posurbanidad. El sector entre la papelera de Montes del Plata en Conchillas y Nueva Palmira, pasando por Carmelo, se ha reconvertido radicalmente en las últimas décadas, de la mano de emprendimientos productivos y turísticos que se acoplan con tal grado de proximidad que resulta abrumador. En 40 km de costa se suceden paquetes de actividades aparentemente contradictorios: una planta de celulosa [una de las más grandes del mundo], un campo de golf, un hotel de lujo, viñedos y bodegas salpicadas de historia, barrios cerrados, más galpones, silos y un enorme puerto aún en pleno crecimiento, con el depósito cubierto para granos más grande del país. Todo esto alternándose con suelo rural y alimentado por infraestructuras crecientes: nuevas rutas, cruces sobreelevados, puertos y aeropuertos…



Así, este territorio se asemeja cada vez más a una explosión en múltiples fragmentos, de una trama desflecada que yuxtapone accidentes variados. Mediante la incorporación de nuevos  usos del suelo, la reconversión de algunas áreas productivas latentes y la implantación de sectores cerrados y autistas con respecto al resto del territorio, el paisaje del sector se reformula radicalmente. Se trata de algunas infraestructuras y equipamientos que impulsan el desarrollo del país, fagocitándose en su imparable [¿?] crecimiento un gran sector con carácter recientemente rural. 


Frente a esto surgen voces de oposición, asociadas a grupos sociales que conforman este territorio y que ven radicalmente transformado su hábitat. Estas voces se posicionan en el lado opuesto, polarizando la discusión y defendiendo un imaginario donde la calma y la lentitud reinaban. Intentando oponerse a fuerzas muy poderosas que de la mano de sus inversiones, transforman la realidad cotidiana de los habitantes de las pequeñas localizaciones urbanas y balnearias.
La lógica de la implantación dura de actividades y sus gigantescas construcciones materiales, debería ser mediada por mecanismos que permitan ordenar y orientar la convivencia de lo nuevo con las localizaciones urbanas y naturales existentes.



Sin embargo:
¿Qué otra cosa ha hecho el hombre históricamente, sino transformar la naturaleza?

¿Cómo se debe enfrentar las condiciones de posurbanidad, cuando la enorme complejidad de las actividades que se localizan resulta solamente proporcional a sus tamaños?

¿Cuáles son los conflictos que surgen entre los nuevos emprendimientos y el territorio histórico y de qué manera pueden ser mitigados?

¿Es posible seguir pensando que el territorio es una superficie isótropa y homogénea que puede recibir cualquier actividad de cualquier manera?

¿Qué futuro es posible construir para un sector en plena emergencia de desarrollo sin renunciar a la búsqueda de un nuevo tipo de urbanidad?

El curso de Anteproyecto IV 2014, propone reflexionar sobre estas cuestiones, realizando una propuesta para un fragmento del borde oeste del departamento de Colonia y sus problemáticas emergentes.

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