otros órdenes
cotidianos
0.
La ciudad de Montevideo ha sufrido en las últimas
décadas un proceso de vaciamiento de sus áreas centrales y una expansión
constante de sus bordes. Esto ha configurado una ciudad muy extensa que subutiliza
sus infraestructuras y servicios. Áreas de la ciudad consolidadas, con saneamiento,
transporte público, pavimento, iluminación, servicios, han ido perdiendo
población mientras amplios sectores de periferia que no cuentan con esas
infraestructuras y servicios la han incorporado.
Durante este período de tiempo, en general la política
de vivienda pública se focalizaba en zonas donde el valor del suelo no tuviese
demasiada incidencia en la ecuación de costos, lo que se traducía en
localizaciones periféricas. El alto valor de los suelos centrales de la ciudad afectaba
también los precios de los alquileres haciendo muy oneroso para los sectores
con ingresos medios y medios-bajos la localización medianamente central en la ciudad. Esto daba como resultado una ciudad más segregada y un
valor de la vivienda casi inaccesible para los grupos sociales mayoritarios en
dichas áreas centrales. Un mapa de los precios de oferta resulta bastante
descriptivo de la situación.
1.
Actualmente, la ley 18.795 declara de “interés nacional
el acceso a la vivienda de interés social” estableciendo beneficios para “los
proyectos de inversión vinculados a la construcción, refacción, ampliación o
reciclaje de inmuebles con destino a la vivienda de interés social, tanto en el
caso en que los referidos inmuebles tengan por destino la enajenación, como
cuando se destinen al arrendamiento o al arrendamiento con opción a compra”. Este
nuevo marco legal [aprobado en 2011] ha venido acompañado de una reglamentación
que ha establecido zonas de promoción diferenciadas de manera de re-enfocar las
inversiones privadas en vivienda hacia las áreas urbanas consolidadas.
Con
el paso del tiempo, esto determinó una rápida transformación del paisaje y las
condiciones urbanas de algunos sectores de la ciudad de Montevideo que se han
visto potencialmente atractivos para el desarrollo de emprendimientos de esta
naturaleza. Es así por ejemplo que en barrios como el Centro, Cordón, Barrio
Sur y Palermo se han concentrado una gran cantidad de propuestas que se acogen
a los beneficios de la ley. Tal como se puede visualizar en el mapa los
proyectos presentados hasta hoy incorporan unos 1.200 apartamentos lo que
permite proyectar unas 5.000 personas más en el área, (solamente contando los
proyectos actualmente en desarrollo). Es decir que la ya tradicional pérdida de
población del área estaría revirtiéndose notoriamente aún cuando recién se
visualiza el inicio del proceso.
2.
Por otro lado, algunos de estos barrios mantienen aún un tejido material y social bastante tradicional con ciertas costumbres barriales y de vida en la calle de gran peculiaridad. En zonas de tejido denso y compacto la vereda se convierte muchas veces en área de actividades familiares o incluso sociales, a la vez que el relacionamiento vecinal es aún muy intenso.
Los nuevos tipos edilicios incorporados tienden al
modelo de residencia de propiedad horizontal en altura definiendo una relación con
la calle bastante diferente al del tejido tradicional. Esto que ha sido un
contraste bastante común entre el tejido de barrio y el del borde con la costa,
actualmente comienza extenderse a toda la trama.
En estas circunstancias no parece quedar duda del gran proceso de transformación que se ha iniciado en estas áreas de la ciudad. A esto se adiciona que persiste incluso sobre la Avenida 18 de julio una gran cantidad de oportunidades de colmatación, sustitución o completamiento de predios o edificaciones de fácil transformación. Esta situación es aún más fuerte en zonas donde la sustitución tipológica es más clara dada la facilidad y conveniencia de la demolición de alguna edificación baja para ser ocupada en altura.
3.
Analizando en profundidad, es posible concluir que todo
este proceso viene alimentado por el desplazamiento de los capitales de
desarrollo inmobiliario hacia los beneficios otorgados por la Ley de Vivienda
Social. Es decir que todo esto se impulsa y sostiene por la iniciativa privada
orientada desde el Estado, que ha visto una oportunidad económica en el
proceso.
Esto significa que algunos otros aspectos que no pueden
ser nunca resueltos desde la acción privada aún quedan por encaminarse. En ese
sentido lo que aún no parece estar del todo claro podrían ser algunas
consecuencias y visiones complementarias a este desarrollo:
a. Por un lado la necesidad de espacio público y servicios a una escala adecuada al desarrollo en marcha, que necesariamente esperarán recibir quienes vayan a residir al sector. Si bien es cierto que se están redensificando áreas que poseían espacio público, servicios e infraestructuras para recibir población, también es correcto apreciar que muchos de ellos son resultado de otras épocas y de modos de utilización de lo urbano y de aprovechamiento del tiempo libre que no convergen con los hábitos actuales en particular teniendo en cuenta que el sector social al cual está destinada la nueva oferta de vivienda no es el mismo que habita hoy área. Es por esto que resulta pertinente una reflexión sobre cuáles son los usos del ocio actual y cuáles aún son vigentes.
b. A su vez
Es siempre deseable para la ciudad, la mixtura social y la heterogeneidad de los residentes en cualquier sector que se analice. Impulsar la convivencia y plantear alternativas posibles para mantener y mejorar las condiciones del alojamiento de los sectores de bajo poder adquisitivo parece un compromiso ineludible.
4.
El desafío que propone el curso no consiste en revertir
las condiciones de partida, dado que el proceso en marcha parece resolver
viejos reclamos sobre el uso inteligente de los recursos materiales de la
urbanidad. Tampoco asumir acríticamente las nuevas reglas de juego que impulsan
las transformaciones y exaltar el cambio sin cuestionar sus lados oscuros. La
cuestión parece ser encontrar un nuevo modo de intervenir en el sector que
permita alinear las transformaciones que promueve el sector privado, a la vez
que asuma la responsabilidad del sector público para posicionarse de manera
defensiva frente a la expulsión y de manera proactiva para crear un entorno más
atrayente para todos los ciudadanos. En definitiva construir una lógica desde
lo público que habilite a mediar y tomar decisiones en el ámbito urbano
asumiendo que es un permanente campo de conflictos.
La cuestiones serían entonces:
¿Cuál es el entorno urbano que el actual desarrollo está
impulsando y a quienes viene dirigido?
¿Cómo es posible construir alternativas que convivan y
alimenten lo diverso?
¿Cómo pueden mediarse los conflictos que surgen entre
los nuevos emprendimientos y el ámbito urbano existente?
¿Es posible aun creer inocentemente que el territorio es
una superficie isótropa y homogénea en la que existen igualdad de oportunidades?
¿Resulta indiferente el destino de las inversiones
públicas aun cuando estas sean dadas por la exoneración tributaria?
¿Qué otros escenarios podrían haberse construido con los
mismos recursos?
¿No es imprescindible acompañar el impulso reglamentario
y económico con un Plan para el sector que construya un imaginario equitativo?
El curso de Anteproyecto IV 2016, propone reflexionar en
el primer semestre sobre estas cuestiones, realizando una propuesta de Plan para
el sector comprendido entre la Av. 18 de Julio al norte, la Rambla al sur y las
calles Ciudadela y Jackson al oeste y este respectivamente.
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