18/2/16

CURSO 2016 - Primer Semestre

CENTRO SUR
otros órdenes cotidianos

0.
La ciudad de Montevideo ha sufrido en las últimas décadas un proceso de vaciamiento de sus áreas centrales y una expansión constante de sus bordes. Esto ha configurado una ciudad muy extensa que subutiliza sus infraestructuras y servicios. Áreas de la ciudad consolidadas, con saneamiento, transporte público, pavimento, iluminación, servicios, han ido perdiendo población mientras amplios sectores de periferia que no cuentan con esas infraestructuras y servicios la han incorporado.

Durante este período de tiempo, en general la política de vivienda pública se focalizaba en zonas donde el valor del suelo no tuviese demasiada incidencia en la ecuación de costos, lo que se traducía en localizaciones periféricas. El alto valor de los suelos centrales de la ciudad afectaba también los precios de los alquileres haciendo muy oneroso para los sectores con ingresos medios y medios-bajos la localización medianamente central en la ciudad. Esto daba como resultado una ciudad más segregada y un valor de la vivienda casi inaccesible para los grupos sociales mayoritarios en dichas áreas centrales. Un mapa de los precios de oferta resulta bastante descriptivo de la situación.

1.
Actualmente, la ley 18.795 declara de “interés nacional el acceso a la vivienda de interés social” estableciendo beneficios para “los proyectos de inversión vinculados a la construcción, refacción, ampliación o reciclaje de inmuebles con destino a la vivienda de interés social, tanto en el caso en que los referidos inmuebles tengan por destino la enajenación, como cuando se destinen al arrendamiento o al arrendamiento con opción a compra”. Este nuevo marco legal [aprobado en 2011] ha venido acompañado de una reglamentación que ha establecido zonas de promoción diferenciadas de manera de re-enfocar las inversiones privadas en vivienda hacia las áreas urbanas consolidadas.

Con el paso del tiempo, esto determinó una  rápida transformación del paisaje y las condiciones urbanas de algunos sectores de la ciudad de Montevideo que se han visto potencialmente atractivos para el desarrollo de emprendimientos de esta naturaleza. Es así por ejemplo que en barrios como el Centro, Cordón, Barrio Sur y Palermo se han concentrado una gran cantidad de propuestas que se acogen a los beneficios de la ley. Tal como se puede visualizar en el mapa los proyectos presentados hasta hoy incorporan unos 1.200 apartamentos lo que permite proyectar unas 5.000 personas más en el área, (solamente contando los proyectos actualmente en desarrollo). Es decir que la ya tradicional pérdida de población del área estaría revirtiéndose notoriamente aún cuando recién se visualiza el inicio del proceso.

2.
Por otro lado, algunos de estos barrios mantienen aún un tejido material y social bastante tradicional con ciertas costumbres barriales y de vida en la calle de gran peculiaridad. En zonas de tejido denso y compacto la vereda se convierte muchas veces en área de actividades familiares o incluso sociales, a la vez que el relacionamiento vecinal es aún muy intenso.


Los nuevos tipos edilicios incorporados tienden al modelo de residencia de propiedad horizontal en altura definiendo una relación con la calle bastante diferente al del tejido tradicional. Esto que ha sido un contraste bastante común entre el tejido de barrio y el del borde con la costa, actualmente comienza extenderse a toda la trama.

En estas circunstancias no parece quedar duda del gran proceso de transformación que se ha iniciado en estas áreas de la ciudad. A esto se adiciona que persiste incluso sobre la Avenida 18 de julio una gran cantidad de oportunidades de colmatación, sustitución o completamiento de predios o edificaciones de fácil transformación. Esta situación es aún más fuerte en zonas donde la sustitución tipológica es más clara dada la facilidad y conveniencia de la demolición de alguna edificación baja para ser ocupada en altura.

3.
Analizando en profundidad, es posible concluir que todo este proceso viene alimentado por el desplazamiento de los capitales de desarrollo inmobiliario hacia los beneficios otorgados por la Ley de Vivienda Social. Es decir que todo esto se impulsa y sostiene por la iniciativa privada orientada desde el Estado, que ha visto una oportunidad económica en el proceso.

Esto significa que algunos otros aspectos que no pueden ser nunca resueltos desde la acción privada aún quedan por encaminarse. En ese sentido lo que aún no parece estar del todo claro podrían ser algunas consecuencias y visiones complementarias a este desarrollo:

a. Por un lado la necesidad de espacio público y servicios a una escala adecuada al desarrollo en marcha, que necesariamente esperarán recibir quienes vayan a residir al sector. Si bien es cierto que se están redensificando áreas que poseían espacio público, servicios e infraestructuras para recibir población, también es correcto apreciar que muchos de ellos son resultado de otras épocas y de modos de utilización de lo urbano y de aprovechamiento del tiempo libre que no convergen con los hábitos actuales en particular teniendo en cuenta que el sector social al cual está destinada la nueva oferta de vivienda no es el mismo que habita hoy área. Es por esto que resulta pertinente una reflexión sobre cuáles son los usos del ocio actual y cuáles aún son vigentes.

b. A su vez el modelo de residencia que se incorpora no guarda relación directa con la mayor parte de la población que actualmente reside en el sector. Esto significa que es posible que se esté iniciando un proceso de gentrificación alimentado por los beneficios de la Ley de Vivienda Socia y que se esté asistiendo a una expulsión de la escasa población residente aún cuando los resultados no sean ya tan visibles.

Es siempre deseable para la ciudad, la mixtura social y la heterogeneidad de los residentes en cualquier sector que se analice. Impulsar la convivencia y plantear alternativas posibles para mantener y mejorar las condiciones del alojamiento de los sectores de bajo poder adquisitivo parece un compromiso ineludible.

4.
El desafío que propone el curso no consiste en revertir las condiciones de partida, dado que el proceso en marcha parece resolver viejos reclamos sobre el uso inteligente de los recursos materiales de la urbanidad. Tampoco asumir acríticamente las nuevas reglas de juego que impulsan las transformaciones y exaltar el cambio sin cuestionar sus lados oscuros. La cuestión parece ser encontrar un nuevo modo de intervenir en el sector que permita alinear las transformaciones que promueve el sector privado, a la vez que asuma la responsabilidad del sector público para posicionarse de manera defensiva frente a la expulsión y de manera proactiva para crear un entorno más atrayente para todos los ciudadanos. En definitiva construir una lógica desde lo público que habilite a mediar y tomar decisiones en el ámbito urbano asumiendo que es un permanente campo de conflictos.



La cuestiones serían entonces:
¿Cuál es el entorno urbano que el actual desarrollo está impulsando y a quienes viene dirigido?
¿Cómo es posible construir alternativas que convivan y alimenten lo diverso?
¿Cómo pueden mediarse los conflictos que surgen entre los nuevos emprendimientos y el ámbito urbano existente?
¿Es posible aun creer inocentemente que el territorio es una superficie isótropa y homogénea en la que existen igualdad de oportunidades?
¿Resulta indiferente el destino de las inversiones públicas aun cuando estas sean dadas por la exoneración tributaria?
¿Qué otros escenarios podrían haberse construido con los mismos recursos?
¿No es imprescindible acompañar el impulso reglamentario y económico con un Plan para el sector que construya un imaginario equitativo?


El curso de Anteproyecto IV 2016, propone reflexionar en el primer semestre sobre estas cuestiones, realizando una propuesta de Plan para el sector comprendido entre la Av. 18 de Julio al norte, la Rambla al sur y las calles Ciudadela y Jackson al oeste y este respectivamente.






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